
Por Mary Enig, pHD
Traducido por VerĂłnica Belli
La verdadera vitamina A se encuentra sĂłlo en las grasas de origen animal. En comunidades indĂgenas las mujeres consumen ciertos alimentos particularmente ricos en vitamina A durante el embarazo, con la finalidad de dar vida a niĂąos sanos y bien formados âalimentos como el hĂgado, la mantequilla y las hueveras de pescados. Los resultados de la investigaciĂłn cientĂfica validan por completo esta tradiciĂłn.
En un reciente artĂculo1, la investigadora Maija H. Zile (Departamento de Ciencia de Alimentos y NutriciĂłn Humana de la Universidad de Michigan) detalla el rol de la vitamina A en el desarrollo del feto. Usando embriones de aves y de ratones, determinĂł que la vitamina A es necesaria desde el momento en que empieza la formaciĂłn del corazĂłn y el sistema circulatorio, asĂ como del cerebro posterior; esto supone un periodo de aproximadamente 2 a 3 semanas en seres humanos. En ausencia de vitamina A, el embriĂłn sufre anormalidades del corazĂłn y finalmente es abortado.
El desarrollo de cada sistema de nuestro cuerpo se lleva a cabo en un lapso de tiempo especĂfico. La vitamina A regula la diferenciaciĂłn de cĂŠlulas primitivas, o madre, en cĂŠlulas especĂficas para cada sistema, bĂĄsicamente enviando seĂąales a los genes que les indiquen en quĂŠ tipo de tejido deberĂĄn convertirse y dĂłnde deberĂĄn posicionarse. En ausencia de vitamina A, uno o mĂĄs sistemas puede desarrollarse de forma anormal o puede que simplemente no se desarrolle.
Los sistemas que se ven mĂĄs afectados por la ausencia de vitamina A son el corazĂłn y el sistema circulatorio, el sistema nervioso central, los sistemas respiratorio y urogenital, y el sistema Ăłseo. La deficiencia de vitamina A durante el periodo en que alguno de estos sistemas inicia su especializaciĂłn puede resultar en anormalidades y defectos.
De acuerdo con Zile, una deficiencia de vitamina A âincluso parcialâ afecta al delicado desarrollo del sistema nervioso central; asimismo, es decisiva en el desarrollo del sistema ocular, la retina, el oĂdo interno, la espina dorsal, el ĂĄrea craneofacial incluyendo los arcos farĂngeos y branquiales, el timo, la glĂĄndula tiroides y las glĂĄndulas paratiroides.
A mediados de la gestaciĂłn, los requerimientos de vitamina A responden al desarrollo de los pulmones; en animales con deficiencia de vitamina A ocurren malformaciones congĂŠnitas en el sistema urogenital, y estudios recientes seĂąalan el efecto de la vitamina A en el desarrollo de los riĂąones: la deficiencia de vitamina A resulta en un menor nĂşmero de nefrones en los riĂąones, con lo cual los riĂąones no podrĂĄn funcionar en su totalidad y probablemente conduzcan al individuo a necesitar de diĂĄlisis en algĂşn momento de su vida.2
Otras investigaciones han encontrado que la vitamina A es un elemento clave de lo que los cientĂficos llaman el rompecabezas âSanto Grialâ de la biologĂa del desarrollo: la existencia de un mecanismo que asegura que el exterior de nuestro cuerpo sea simĂŠtrico mientras que los Ăłrganos internos estĂĄn posicionados de manera asimĂŠtrica. Investigadores del Instituto Salk han encontrado que la vitamina A actĂşa direccionando la formaciĂłn de la parte exterior de nuestro cuerpo de manera simĂŠtrica. Sin vitamina A, el lado derecho exterior de nuestro cuerpo puede resultar mĂĄs corto que el izquierdo.3
Luego de la formaciĂłn de todos los sistemas, la vitamina A permite su desarrollo. Durante el embarazo, la deficiencia crĂłnica de vitamina A compromete al desarrollo del hĂgado, el corazĂłn y los riĂąones, e impide el crecimiento y desarrollo pulmonar durante las Ăşltimas semanas de gestaciĂłn.4
Desafortunadamente, la FDA (Entidad de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos), al igual que otras instituciones, difunde la idea de que es preferible para las mujeres embarazadas evitar alimentos como el hĂgado y el aceite de hĂgado de bacalao ya que sus âmuy altasâ concentraciones de vitamina A pueden ocasionar defectos de nacimiento. El estudio que suele citarse para respaldar esta teorĂa se llevĂł a cabo en el aĂąo 1995 en la Universidad de Medicina de Boston y fue publicado en la New England Journal of Medicine (Revista de Medicina de Gran BretaĂąa).5 En el estudio, los investigadores encuestaron a 22000 mujeres sobre sus hĂĄbitos alimenticios y su consumo de suplementos, antes y durante el embarazo. Los investigadores encontraron que, al incrementar las dosis de consumo de vitamina A en las mujeres gestantes, incrementĂł la incidencia de defectos crĂĄneo neurales en los bebes; no se observĂł alguna relaciĂłn con defectos musculo-esquelĂŠticos, urogenitales u otros.
Sin embargo, este Ăşnico estudio no es suficiente para justificar la insistencia con la que advierten a mujeres embarazadas que se alejen de alimentos como el hĂgado y el aceite de hĂgado de bacalao. Los investigadores no hicieron distinciĂłn entre la vitamina A sintĂŠtica âderivada de multivitamĂnicos y margarinaâ de la vitamina A que se encuentra naturalmente en los alimentos; asimismo, no tomaron muestras de sangre para hacer un verdadero seguimiento de los niveles de vitamina A en las personas evaluadas. En un estudio, hacer encuestas sobre la alimentaciĂłn no es suficiente si lo que se busca es cuantificar la ingesta de algĂşn nutriente.
Estudios posteriores encontraron que niveles altos de vitamina A no incrementaron el riesgo de defectos de nacimiento. Un estudio de 1998 llevado a cabo en Suiza evaluĂł los niveles de vitamina A en mujeres embarazadas y encontrĂł que una ingesta diaria de 30000 UI (unidades internacionales) resultĂł en niveles sanguĂneos que no estĂĄn asociados con defectos de nacimiento.6
En un estudio llevado a cabo en Roma, Italia, en 1999, no hubo ocurrencia de malformaciones congĂŠnitas entre 120 niĂąos cuyas madres consumieron un promedio de 50000 UI de vitamina A diarias.7 Algunas participantes consumieron hasta 300000 UI diarias de vitamina A durante el embarazo, sin que esto resulte en la apariciĂłn de defectos congĂŠnitos. Nuestra recomendaciĂłn de ingerir diariamente 20000 UI en dos cucharaditas aceite de hĂgado de bacalao, junto con otros alimentos ricos en vitamina A (como la mantequilla, el hĂgado, los mariscos y las yemas de huevo) se ajusta a una ingesta diaria promedio de 50000 UI de vitamina A.
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REFERENCIAS
- 2001;131:705-708.
- Nephr Dial Trans. 2002 Sept;17(Suppl9):78-80.
- http://www.news-medical.net/news/2005/05/11/9979.aspx.
- Brit J Nutr. 2000 July;84(1):125-132.
- 1995 Nov 23;333(21):1414-5.
- Int J Vit Nutr Res 1998;68(6):411-6.
- 1999 Jan;59(1):1-2.
El presente artĂculo forma parte de Wise Traditions in Food Farming and the Healing Arts, la revista trimestral de la FundaciĂłn Weston A. Price, en la ediciĂłn de Verano de 2005.
Acerca de Mary G. Enig phD
Mary G. Enig, phD, FACN, CNS, es una experta de renombre internacional en el campo de la quĂmica de los lĂpidos. Ha liderado muchos estudios acerca del contenido y efecto de los ĂĄcidos grasos trans en Estados Unidos e Israel, y ha enfrentado con ĂŠxito a las afirmaciones del gobierno que equivocadamente seĂąalan que las grasas animales en nuestra dieta son las causantes de cĂĄncer y enfermedades cardiovasculares. La reciente alarma cientĂfica y de los medios pĂşblicos sobre los posibles efectos adversos de los ĂĄcidos grasos trans ha incrementado la atenciĂłn a su trabajo. Es una nutricionista licenciada, certificada por la Junta de Nutricionistas Especializados; trabaja dando atenciĂłn individual a pacientes y tambiĂŠn como consultora estatal y de empresas; contribuye con diversas publicaciones cientĂficas como editora; es parte de la Universidad Americana de NutriciĂłn, y presidenta de la AsociaciĂłn de Nutricionistas de Maryland. Es la autora de alrededor de 60 artĂculos tĂŠcnicos y presentaciones, asĂ como una conferencista renombrada. Es la autora del libro âKnow Your Fatsâ (Conoce las grasas que consumes) y del libro âEat Fat Lose Fatâ (Come grasa y adelgaza). Y es la madre de tres saludables niĂąos.
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